Mi meta
Como educadora comprometida, mi objetivo es inspirar a mis alumnos a cultivar una imaginación activa y a explorar con asombro el mundo que los rodea. Aspiro a que el proceso de aprendizaje sea una fuente de disfrute y alegría, fomentando su bienestar integral. Creo firmemente que la sonrisa de un niño tiene el poder de transformar el mundo.

Desde temprana edad, he sentido una profunda vocación por la enseñanza. Creo firmemente que cada niño tiene un potencial único, y es nuestra labor como educadores proporcionar las herramientas, el entorno y el acompañamiento necesarios para que ese potencial florezca. La educación no es solo transmitir conocimientos, sino formar personas críticas, empáticas y creativas. En el aula, me esfuerzo por crear un ambiente seguro, inclusivo y estimulante, donde el aprendizaje sea una experiencia significativa. Fomento la participación activa, el trabajo en equipo y el respeto por las ideas de los demás. Me apoyo en metodologías activas como el aprendizaje basado en proyectos, la gamificación y la educación emocional, adaptándome siempre a las necesidades del grupo. Considero esencial el papel de las familias en el proceso educativo. Mantengo una comunicación constante y cercana con ellas, buscando siempre una colaboración efectiva por el bienestar de los alumnos. Cada logro, por pequeño que sea, es un paso hacia adelante, y cada dificultad es una oportunidad para crecer juntos. Mi formación continua es un pilar fundamental de mi práctica. Estoy en constante búsqueda de nuevas estrategias didácticas, herramientas digitales y enfoques pedagógicos que me permitan innovar en el aula y mejorar día a día como profesional. La pasión por enseñar es lo que me mueve, y el deseo de aprender me mantiene en evolución. Aspiro a ser una guía, una inspiración y un referente positivo para mis alumnos. Más allá de los contenidos curriculares, quiero que recuerden el aula como un espacio donde se sintieron valorados, escuchados y motivados a dar lo mejor de sí mismos.
Desde que era muy pequeña, siempre he querido ser maestra. Tengo un gran recuerdo de mi profe de Infantil desde que era pequeña. Yo tenía solo tres años, pero recuerdo perfectamente cuánto me gustaba estar con ella. Me encantaba cómo hablaba de los niños, del colegio y del cariño con el que lo hacía. Esa cercanía despertó en mí algo que ha seguido creciendo con los años. Desde entonces, he tenido claro que quería dedicarme a la enseñanza. Una oportunidad no es solo un trabajo: es el primer paso para hacer realidad aquello que llevas sintiendo desde siempre.